El ejemplo de Cristo demuestra la necesidad de la oración
Cierto día, poco tiempo después, Jesús subió a un monte a orar y oró a Dios toda la noche.
Lucas 6:12
Cuando las ciudades eran acalladas en el sueño de la medianoche, cuando cada persona había ido a su casa, Cristo, nuestro ejemplo, se dirigía al monte de las Olivas, y allí, en medio de los árboles que le ocultaban, pasaba toda la noche en oración.
El que no tenía mancha de pecado, el que era lleno de bendición; Aquel cuya voz oyeron, cual bendición celestial, los aterrorizados discípulos, en medio de un mar tormentoso, y cuya palabra levantaba a los muertos de sus sepulcros, era el que hacía súplicas con fuerte clamor y lágrimas.
No oraba por sí, sino por todas aquellas personas a quienes había venido a salvar. Al convertirse en suplicante, y buscar de la mano de su Padre nueva provisión de fuerza, salía refrigerado y vigorizado como sustituto de la humanidad, identificándose con los dolientes y dándoles un ejemplo de la necesidad de la oración.