Es muy extraño que oremos tan poco
Dios está esperando para derramar sobre nosotros la plenitud de sus bendiciones. ¡Qué extraño que oremos tan poco! Dios está listo y dispuesto a oír la oración sincera del más humilde de sus hijos y, sin embargo, hay de nuestra parte mucha cavilación para presentar nuestras necesidades delante de Él.
¿Qué pueden pensar los ángeles del cielo de los pobres y desvalidos humanos, que están sujetos a la tentación, cuando el gran Dios lleno de infinito amor se compadece de ellos y está pronto para darles más de lo que pueden pedir o pensar y que, sin embargo, oran tan poco y tienen tan poca fe?
Los ángeles se deleitan en estar cerca de Dios. Es su mayor delicia estar en comunión con él; y con todo, los seres humanos, que tanto necesitan la ayuda que Dios solamente puede dar, parecen satisfechos andando sin la luz del Espíritu ni la compañía de su presencia.
Estén siempre alegres. Nunca dejen de orar. Sean agradecidos en toda circunstancia, pues esta es la voluntad de Dios para ustedes, los que pertenecen a Cristo Jesús.
1 Tesalonicenses 5:16-18