La oración: una necesidad diaria
La religión debe comenzar por vaciar y purificar el corazón, y debe nutrirse de la oración diaria.
El Señor es mi fuerza y mi escudo; en Él confía mi corazón, y soy socorrido; por tanto, mi corazón se regocija, y le daré gracias con mi cántico.
Salmos 28:7